En medio de una creciente crisis de seguridad en la región del Catatumbo, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) emitió un comunicado este viernes 17 de enero de 2025, deslindándose del asesinato de una familia completa y atribuyendo la responsabilidad al Frente 33 de las extintas FARC.

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El incidente, ocurrido el 15 de enero en la vía que conecta el municipio de Tibú con Cúcuta, cobró la vida de Miguel Ángel López, su esposa Zulay Durán Pacheco y su hijo menor Miguel Herney, agravando la ya tensa situación en esta zona fronteriza con Venezuela.

Por su parte, la delegación de diálogos del gobierno colombiano exigió al Frente de Guerra Nororiental del ELN detener «las acciones criminales contra la población», oficializando lo que el presidente Gustavo Petro ya había anunciado: la suspensión de las negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), responsabilizandole por la escalada de violencia en la región del Catatumbo.

La violencia se ha intensificado particularmente en El Aserrío, perteneciente al municipio de Teorama, y en Filo Gringo, ubicado en Tibú, donde diversos grupos armados mantienen disputas territoriales. Esta escalada ha llevado a las delegaciones de paz del gobierno colombiano a exigir tanto al ELN como a las disidencias de las FARC el cese inmediato de las hostilidades.

El proceso de paz enfrenta obstáculos significativos. El ELN ha acusado al gobierno del presidente Gustavo Petro de incumplir los acuerdos establecidos en la Mesa de Diálogos, cuestionando la voluntad estatal para alcanzar una paz duradera. La guerrilla también ha denunciado presuntas «operaciones de inteligencia militar con perfidia y acciones encubiertas durante el Cese al Fuego Bilateral Nacional Temporal», violando así lo acordado durante los ciclos de conversaciones.

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Por su parte, el Comisionado de Paz, Otty Patiño, ha rechazado categóricamente estas acusaciones, mientras el Frente de Guerra Nororiental del ELN hace un llamado a la población del Catatumbo para mantener «las banderas de la lucha por la defensa del territorio» durante 2025.

Este nuevo episodio de violencia y las tensiones resultantes ponen en evidencia los desafíos que enfrenta el proceso de paz en Colombia, particularmente en regiones fronterizas estratégicas como el Catatumbo, donde múltiples actores armados continúan disputando el control territorial.

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